miércoles, 10 de octubre de 2012

mi memoria



Existen momentos donde el mundo se llena de significados odiosamente tristes.
Momentos relámpago, un instante donde, pensando en cualquier cosa, esos significados cobran vida. Instante que se eterniza para ver, en aquel espacio impersonal, los retazos de nuestra historia que se desmigaja.
Momentos donde los intentos descomunales por exorcizar mis demonios chocan con tu recuerdo, persistente, en una parada de colectivo. Esa parada que nunca  siquiera nos identificó, donde hoy, aflora el recuerdo.

Tu recuerdo doloroso, tus memorias que resuenan como ecos en la piel. Recuerdo entonces, mi remera blanca recién perfumada y la certeza de que estabas arribando en aquel 168. Mi mezcla de nervios y un cierto enojo que circundaba nuestros últimos encuentros. Un no-se-qué de desconexión.
La cara de espanto, cuando me contaste ese secreto que te quemaba la piel, mis ganas irremediables que fuera mentira. Te juro, creí que era sólo una broma de mal gusto.
La charla, larga... el tiempo que se frena y ¡que ganas que tenia de besarte ese dia! Me quemaban los labios, pero también el orgullo. Las razones sinrazón que me diste,para decir que ya no estábamos conectados, caminando a la par.

Lo triste de la despedida, el abrazo con sabor amargo, cierta certeza que se estaba terminando algo de veras bello. Y lo peor, era que no se terminaba porque faltara amor (estoy convencida que el amor nos sobra) si no, simplemente, porque hoy no podemos estar juntos. 
Todas esas imágenes en la misma vereda, Solis esquina Independencia.


La puta que te extraño...

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