domingo, 29 de agosto de 2010

Borges y el mar.

Borges es para mí como el mar.
Conforme pasa el tiempo, las impresiones que tengo de él varían

Cuando uno es pequeño, es arriesgado y comprende que no puede haber nada de malo en probar el mar. Aunque este se vea cada vez más grande, se transforme en océano y sea para nosotros infinito.
Hay otros que, de pequeños, le temen profundamente al mar, por monstruoso, enorme.. Impensable. Tanto en un caso como en el otro, el acercamiento o alejamiento es radical.
Sin medias tintas.


Cuando pasa el tiempo, empezamos a comprender, que ese montón de agua que nos abruma o nos fascina es en realidad tan sólo eso. Un montón de agua salada, en donde no viven monstruos marinos, ni se pueden pasar horas jugando… el mar deja de tener epítetos fantásticos para llamarse MAR, A secas.

También se lo puede adornar de metáforas, para tapar la conciencia que ya tenemos de lo simple. Y lo mundano. Lo que es perfectible y de a poco muestra falencias, puntos oscuros…


Sin embargo, el mar –o Borges, y ni sé- tiene una cualidad que lo hace único; traicionero como pocos, impredecible y bravío.

Lo mejor de Borges es que no podemos predecir sus finales.

Lo mejor del mar, es que suele no tener final.

viernes, 20 de agosto de 2010

Mariposas


Ella siempre quiso ser mariposa. Miraba por la ventana de su jardín y soñaba con que un día volaría tan alto que nadie la iba a poder atrapar.
Y más aún cuando se asomaba a su terraza, desde allí podía ver toda la ciudad. ¡La adrenalina de sobrevolar todos los edificios, calles, patios y rincones de su gris ciudad! Era impagable. Miraba al infinito y ansiaba que desde su espalda brotaran alitas. Hacía fuerza, mucha fuerza, cerraba los ojos y esperaba… resulta que no. Una y otra vez. Su espalda era la misma.
Era entonces el momento en que dejaba correr un par de lágrimas por sus mejillas…. Vaya casualidad que en esos instantes sobrevolara una tierna mariposa. Ella lloraba más aún.
Siempre quiso ser mariposa. Porque ellas sí que son libres, sí que no tienen problemas, deambulan por la vida y son realmente felices.
Porque ellas viven, intensamente, toda su vida como si fuese solo un día.
Porque literalmente viven un día.
Ella ansiaba la transformación. Su cuerpo no la satisfacía, su espíritu no entraba en la cárcel de huesos que le habían asignado. No quería sus burdos ojos marrones; necesitaba los vidriados negros. No quería esas piernas feas y sin forma; necesitaba las patitas flaquitas que pueden posarse en las más suaves flores.
Pero más que nada, necesitaba alas.
Necesitaba irse. Ya no quería tener nada que ver con el ajetreo diario, con la inútil monotonía a la cual inevitablemente se veía arrastrada. No quería mas vivirse odiando, como si cada día fuese un infierno. Ansiaba tener la capacidad de vivir intensamente… justo como las mariposas.
Resulta que una noche, cansada de tanto llorar, se acercó a su terraza. Vio un cielo claro, sin nubes y plagado de estrellas. La luna la llamaba, le pedía que fuese a visitarla. Y vio una invitación a convertirse. Allí se quedó, esperando que amaneciera, porque sabía que no podía traicionar a su primer amor para ir a ver a la luna primero. Cuando notó que violento el alba despuntaba, se paró frente a la pared de su terraza. Cerró los ojos con fuerza, de cara al infinito e imagino una hermosa mariposa de brillantes colores, para la cual no existía ni la mentira, ni el rencor, ni la soledad. De tanto llorar, sus lágrimas recrearon un par de alas transparentes, que comenzaron a asomarse por su espalda. ¡Por fin las sentía! Allí estaban, las puertas a la libertad.
Entonces, secó sus lágrimas, abrió los ojos y se dirigió a ella. Abrió las alas y voló.
Cuentan que fue imposible darle sepultura a su cuerpo inerte que yacía en la vereda de su casa. Al instante se transformó en miles y miles de pequeñas criaturas, de todos los colores, que sobrevolaron la gris ciudad hasta perderse entre las pocas nubes de ese día soleado.
No habrá sido en esta vida, pero ella terminó transformándose en mariposas.

lunes, 16 de agosto de 2010

Ocurre que a veces

Ocurre que a veces,
hay oportunidades en las que crees
que no hay forma,
que las cosas salgan al reves

y te jugas al todo o nada,
balanceandote en la cornisa del error,
confiado en que no caeras nunca,

pero ocurre que si podes caer.


Ocurre que a veces,
la vida se te cambia en un segundo,
tu mundo deja de ser tuyo,
ya no hay algo que tengas que entender,
porque no reconoces nada.

Ocurre que a veces,
de pronto y sin pensarlo,
llegas a divisar la cornisa desde tu fosa

y añoras los tiempos en los que
caminabas desprevenido,

y una sonrisa se dibujaba en tu boca


Ocurre que a veces,
lloras sin lagrimas,
lo que pudo ser y no fue,
lo que fue y nunca sera de nuevo,
lo que es y no te gusta que sea,
lo que queres que sea y no sera jamas.