viernes, 14 de enero de 2011

Ambigüedad

28.Noviembre.2010

Silencio de noche profunda, tu mirada clara se cuela por los vidrios de la ventana. Invade los rincones de mi cuarto, y se pasea por mi cama. No puedo contener el suspiro, y la piel se pone tersa. Necesito desesperadamente que te vuelvas tan sólo un recuerdo bonito.

Ya no aguanto esa sensación leve. Este volar creyendo, por un segundo, que desaparecerá este mes tedioso, y volverán los días recíprocos. Y sé, que algo se rompió y es inútil creer que puedo arreglarlo.

Cuando algo se desconecta, nos volvemos animales de costumbre. Sin tiempo para la originalidad, para la sorpresa. Para eso, tan nuestro.

Te extraño. No es una novedad. Te siento invadirme, estás en mí porque aún no logro despegarme; sabiendo que ya no estoy en vos.

No puedo sostenerte la mirada. No puedo.

Una parte de mí se aferra a tu incorporeidad, a tu ausencia. Como La Maga, a veces te ruego que te que

des, que no te vayas, que mirá que linda está la noche. Que porque no pedaleamos un rato más…

No te vayas. Y sin embargo, es gritar al viento, porque no estás. Aunque duela en el alma, en el pecho, entre las costillas. Aunque duela. Y más porque duele. Necesito dejarte ir.

Estoy tratando.