martes, 10 de julio de 2012

Despedida.


“Si estas manos entre acorde y acorde
Acordando se van de tu pelo
No hace falta, tanto cielo
Si la luna de tu piel no está…”

Mi mundo es un lugar tanto más triste desde que no lo habitas…
No te das una idea cuánto.
Con tu partida –temporaria o definitiva, hoy eso no tiene tanta importancia- una parte mía se fugó a hibernar. A esperar una nueva primavera, quizás. O simplemente a pasar el invierno.

Mi mundo de repente se llenó de quizases, de talveces, y de muchos puede ser. Infinitos peros, nublan los paisajes.

Mi mundo ya no es completamente mío.

Si supieras la cantidad de pequeñeces que no puedo compartir más con nadie, porque no tienen para ellos el mismo sentido que tenían para vos y para mí.

Aunque lloro muchos menos, tu recuerdo no desaparece. Al contrario, persiste, se escabulle escondiéndose de mis ansias de olvidar, para seguir. Olvidar que queda sólo en ansias.

El mundo se volvió un poquito más gris.
Más pesado, ligeramente más lento.

Tu paso firme por mi existencia definió un rumbo. Hay un antes y un después de vos. Y hay también, un deseo interno, rebelde, que me da ciertas esperanzas. Aunque sean cada vez más lejanas y sienta, que hoy tienen que hibernar.

Cualquiera sea el desenlace, mi mundo no volverá a ser nunca lo que fue.

Gracias.
Perdón por no ser eso que esperabas.
Yo te perdono por no haberte animado.

2 comentarios:

  1. No tienes que pedir perdón por nada, Flor. Él se fue y él se lo perdió. Que ahora se pida perdón a sí mismo.

    ResponderEliminar
  2. Los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también.

    ResponderEliminar