sábado, 28 de abril de 2012

Memoria Corporal


Roces, texturas, sabores que se sienten en la piel del otro.
Formas. De acariciar, de explorar…
El cuerpo es la mejor memoria. Mucho mejor que la mente, que selecciona, omite, enaltece y desprecia.

Muy al contrario, el cuerpo me muestra
milímetro por milímetro, cada pliegue de mi historia.

El cuerpo, mi cuerpo, recuerda. Recordó tus caricias, las marcas que fuiste dejando.
Sellando mi piel a fuego y enseñando
que el olvido es cosa de tontos.
Que siempre es más bonito acumular recuerdos.

Y como nunca dejaste de estar en mí, tu llegada a mi cuerpo fue una explosión.
Supe internamente que reavivarías los viejos sentimientos, enterrados a conciencia y te dejé hacer. Lo sabía, yo lo sabía.
Y quise dejarte. Porque el cuerpo siempre te recibió con ahínco,
no sería esta la excepción.

Tocaste, lamiste, besaste. Toqué, lamí, besé. Recorrimos caminos sinuosos, por las puntas de nuestros dedos. Apareció, de lleno, lo nuestro tan nuestro, que por un instante cristalino creí que volveríamos. Al nosotros, otra vez. A probar.

Pero el cuerpo sabía, también, que no es cosa de andar forzándolo. Encorsetándolo en un tiempo y espacio, no puede.
Recordó las lágrimas con tus caricias. Las tristezas acumuladas, No supo cómo reaccionar frente a tu venida inesperada.

Dejó irte. Guardando los recuerdos,
acumulando milímetros de historias,
anhelos de futuras vueltas.

El cuerpo recuerda,
y lo que recuerda no se olvida.

2 comentarios:

  1. Al menos te quedó el recuerdo de lo que pudo haber sido y fue.
    A veces, ni eso.
    La vida es una realidad virtual y solo se vive lo que llevamos dentro.
    Todo lo demás desaparece en un instante. Aunque hay momentos eternos.
    Te quiero poetisa mía. Es un gran honor que vuelvas.
    Yo seguiré esperándote.

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  2. Hay lágrimas que no consiguen salir y mueren en nuestro interior y el cuerpo, sus huellas y pasos se agrietan como barro seco y envejecen...Abrazos de tiempos

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